Ayer no publiqué nada en el blog. No tuve fuerzas. Tuve que parar. Y al parar observé...
Y al observar noté que estos días anteriores tenía un ritmo frenético. Ideas, ideas, ideas...propuestas. Subidón de adrenalina.
Y al observar noté que estos días anteriores tenía un ritmo frenético. Ideas, ideas, ideas...propuestas. Subidón de adrenalina.
Y de repente, bajón.
Siempre he sido un poco ciclotímico, seguramente. Tal vez todos lo somos un poco. Sin embargo, estos momentos tan complejos como no lo han sido nunca, hacen que no derrumbarse en algún momento resulte casi imposible. Cuando las noticias son malas, y lo peor está llegar, todos nos sentimos afectados, y nos dejamos llevar por el desánimo. Pero eso forma parte de la vida, y hay que aceptarlo. No podemos luchar contra ello. Hay que observarlo, aceptarlo, digerirlo y superarlo. Ese es el camino.
Encontré este artículo que quiero compartir con vosotr@s. Contiene 5 sabios consejos procedentes del budismo zen, para convertir las experiencias negativas en sabiduría. Porque siempre vamos a tener experiencias negativas. Porque eso es parte de la vida. Y sin embargo, esas experiencias negativas son una oportunidad de crecer.
He reflexionado un poco, bastante en realidad, sobre como estamos encarando esta crisis. Y encuentro dos extremos...
Por un lado, está la posibilidad de estar a todas horas oyendo noticias, testimonios, tertulias, informaciones, que dibujan una realidad apocalíptica, y esa actitud, destroza por completo...
Será probablemente por eso, que queremos no verlo, y nos vamos al otro extremo, y cerramos los ojos, y nos refugiamos en la calidez de las series, películas, miles de actividades online, un auténtico no parar. Y aquí, me permito una licencia humorística en forma de vídeo...para ejemplificar lo que quiero decir
Pero se trata de parar, y observar. Entender, que ninguna de las dos posturas es correcta. Que la cuerda de un laúd, como dice un cuento tibetano, si está demasiado tensa, no suena y puede romperse, y si está demasiado floja tampoco suena y puede enredarse... pero si está en el punto de tensión adecuado, puede hacer sonar el instrumento para que sea posible tocar la más bella de las melodías.
Y se trata precisamente de eso. De encontrar ese punto medio, ese camino del medio por donde el discurrir es más seguro, y sobre todo es más humano, sabiendo que nos saldremos de él, es inevitable salirse, pero habrá que tratar de volver, con constancia, con tesón, buscando ese equilibrio siempre inestable, esa ecuanimidad que marca la meta, y que nunca se alcanza, pero que cuando se da el primer paso, se encuentra cada vez más cerca.
Y sobre todo, no perder nunca la confianza en nosotros mismos, nuestra capacidad de remontar los momentos difíciles, para cuando lleguen, que llegarán...
Porque...
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