En una entrada anterior, inicié unas reflexiones sobre la gestión de la pandemia por Covid19, y hoy me gustaría continuar reflexionando en voz alta, y tratando de aportar algunas ideas más para poner sobre la mesa en torno a ese tema...
Cuenta la tradición medieval, que San Agustín, paseaba un día por la orilla del mar, intentando comprender la noción de la Santísima Trinidad, y se encuentra con un niño que se dedicaba a recoger agua del mar en su cubo, llevarlo a la playa, y meterlo en un hoyo, y lo hacía de manera contínua, lo que sorprendió al Santo, que se acercó a preguntar al muchacho que era lo que estaba haciendo, a lo que el niño contestó "Voy a llevar todo el agua del mar en mi cubo, y lo voy a meter en ese agujero", a lo que el Santo respondió, pero, pero... ¿no ves que eso es imposible?. Y el niño replicó, "más imposible todavía es lo que tú pretendes, que es comprender con tu pequeña mente la naturaleza infinita de Dios".
Más allá del contenido religioso, que ahora no viene al caso, la anécdota me recuerda a nuestras autoridades tratando de sacar el mar a cubos para meterlo en el hoyo, y tratando de encajar un problema de proporciones infinitas en su limitada forma de pensar...
Trataré de explicarme por si alguien no pilla el símil, aunque creo resulta bastante evidente.
Nos estamos empeñando, como sociedad, con nuestras autoridades al frente, en actuar frente a la pandemia, exclusivamente para tratar de reducir las tasas de contagio de la Covid19, a las capacidades de nuestro sistema sanitario, porque nuestra forma de pensar, no nos permite entender que estamos tratando de hacer algo imposible...y el esfuerzo está resultando tan patético como el niño de San Agustín tratando de transportar el mar a calderos. O peor aún, porque la anécdota del Santo, no es comparable en el fondo de la problemática a la situación actual, que se parece más al hecho de que con un pequeño muro, cada vez más resquebrajado, pretendemos contener la ola provocada por un tsunami, que está a punto de arrastrarnos a todos...
Y nuestra estrategia sigue siendo contener el contagio, contener el contagio, aunque para ello haya que contener la vida entera, como explicaba en mi entrada anterior. Y sin éxito, porque el contagio, lejos de contenerse, aumenta y aumenta. Y lo más grave es que seguimos sin abordar una estrategia diferente. Y sin darnos cuenta de que es imposible poner a la naturaleza a contagiar al ritmo de lo que nuestro rígido y limitado sistema sanitario, cada vez más deteriorado, pueda atender.
Y lo sorprendente del caso, es que ahora no estamos en marzo pasado, donde todo era novedoso. Han pasado casi 9 meses, y en estos 9 meses, hemos tenido tiempo de prever que esto podía volver a pasar. De hecho, no era en absoluto imprevisible, sino todo lo contrario. Todo el mundo hablaba de una segunda ola para el otoño-invierno. Hemos tenido tiempo de prepararnos. Y no lo hemos hecho. Una vez más no hemos sido proactivos, y ahora nos vemos obligados a ser reactivos otra vez, a pretender de nuevo sacar el agua del mar con nuestro maltrecho caldero...
No es hora de recriminar conductas, ni de buscar culpables. Pero sí es hora de ponerse a buscar soluciones.
Es el momento de plantearse el reto de un sistema sanitario flexible, capaz de crecer al ritmo que demande el número de contagios, capaz de atender a todo el que lo necesite, sin límite, y que nos permita hacer una vida lo más normal posible en todos los sentidos...
Se trata de un reto ambicioso, aparentemente inabordable, pero a la vez fascinante y necesario. Un reto que nos obliga a ser creativos, a pensar "out of the box", a colaborar, a despertar nuestra inteligencia colectiva, a entrenar la vida en los entornos VUCA, y el mero hecho de plantearlo nos va a permitir empezar a avanzar. Porque se trata tan sólo de eso, de empezar el camino. De dar el primer paso para aumentar la flexibilidad del sistema sanitario y su capacidad de respuesta frente a contingencias.
Y las primeras propuestas llegarán...yo mismo me atrevo a poner sobre la mesa alguna.
1.- Estudio de las necesidades de atención hospitalaria específica de enfermos Covid, y diseño de unidades de atención mínimas, pero suficientes, y escalables, que permitan posibles ampliaciones hospitalarias, rápidas y flexibles, para tener preparada esa posibilidad en caso de emergencia.
2.- Formación especial al personal sanitario para estar preparado para reforzar los servicios sanitarios frente al Covid19 conforme resulte necesario en caso de emergencia, incluyendo incluso voluntarios no sanitarios que tras una formación básica pudieran incorporarse en tareas auxiliares.
3.- Utilización de los servicios sanitarios de todo el Estado de manera coordinada, incluyendo traslado de enfermos en los casos en que resulte necesario.
Y cuando las propuestas lleguen, nos sorprenderemos de la cantidad de cosas que se pueden hacer, y que sólo surgen de esa inteligencia colectiva puesta a funcionar frente a un reto grandioso, suficientemente estimulante...y veremos que se pueden empezar a hacer cosas, que se pueden empezar a dar unos primeros pasos, que poco a poco vayan mejorando nuestra situación, y que avanzaremos así hacia un sistema sanitario más flexible, más adaptable a circunstancias cambiantes, y más y mejor preparado para enfrentarse a una pandemia, a ésta o a cualquier otra futura que pueda producirse...
Pero no podemos esperar más. No podemos pretender seguir metiendo el agua del mar en un caldero, o la ola del tsunami nos arrastrará al fondo del mar...
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